La gran enciclopedia de la época visigoda nos enseña algunas interesantes lecciones sobre los gatos.
Las Etimologías de San Isidoro de Sevilla (556-636 d.C.) es una obra fundamental de la cultura occidental, concebida y materializada al final de la vida de su autor, entre el 627 y 630 d.C. Sin duda, podría considerarse casi como una primera enciclopedia, que trata de reunir y sistematizar dentro de sí todo el conocimiento de su época… sin olvidarnos, claro, de que ¡estamos hablando de la época visigoda! Las Etimologías se convertirían en un texto esencial, a lo largo de toda la Edad Media y el Renacimiento, e incluso después.
En el capítulo XII de las Etimologías, en su sección 2 (Acerca de los animales), y en su apartado 38, San Isidoro nos explica la etimología de “gato”, en los siguientes términos.
“38. El gato recibe el nombre de musio, porque es enemigo del mus (ratón). La gente suele darle el nombre de gato (cattus) derivándolo de “captura”. Otros, en cambio, opinan que se llama así porque “cata”, es decir, porque ve; y es que tiene una visión tan aguda que, con el fulgor de sus ojos, supera las tinieblas de la noche. De donde el nombre de catus derivado del griego kaíesthai, con el significado de “ingenioso”.”
Estamos seguros de que casi 1.400 años después, la etimología isidoriana de “gato” les seguirá iluminando aún a muchos sobre el origen de esta palabra.