¿Qué estará pasando con los gatos ucranianos?
Silbidos. Corremos a escondernos. Sonidos ensordecedores. Todo tiembla. Fogonazos. Polvo y humo.
Caen piedritas por todas partes.
Pasa un tiempo. Otra vez, el silencio. Polvo y humo.
Después del silencio, gritos. Es una mujer… no… son varias mujeres. Los chillidos de una de ellas se parecen a los nuestros, cuando descubrimos que alguno de los pequeños se nos ha perdido. Los chillidos y los llantos duran mucho. Mucho.
Polvo y más polvo. Y humo. No se ve nada. Nos agazapamos sobre nosotros mismos. De pronto, empezamos a sentir calor. Un calor muy fuerte. Un resplandor. Siguen los chillidos. Ahora, no tan fuertes. Cada vez más resplandor.
Se oyen motores. Más y más cerca. Corremos a ocultarnos en la maleza. Miramos entre las hojas, pero no vemos. Oímos el ruido del agua, pero no llueve. Olor a quemado… luego, otro olor dulzón… raro.
Pasa el tiempo. Parece que todos se han ido. Al despejarse el humo, empezamos a ver. Salimos… Todas las casas están destruidas. El parque está destrozado. Nadie. De nuevo, silencio absoluto. Todo está vacío. Todo está vacío y tenemos hambre. Nuestros pequeños también tienen hambre. Hace mucho ya que desaparecieron los contenedores. Hace mucho ya que el señor del gorrito de lana no viene a darnos comida. Nos acordamos mucho del señor que viene a darnos comida. Todos lo conocemos por Jadisiudí. El señor Jadisiudí… ¿Qué habrá sido de él? ¿Por qué ya no viene.