Las viñetas eternas del New Yorker
(¡Como tu hijo, pero nunca va al cole!)
Perfectamente huraño. No hay nadie que se acerque a él.
No recoge lo que tira, por más que se lo pidas. Afirma de continuo la superioridad que siente.
Está siempre fuera, Dios sabrá dónde, pero siempre vuelve a casa a comer.
Raras y fugaces expresiones de afecto.
Fuente: The New Yorker