Reflejos de una grieta invisible
Es difícil saber si cuando el prolífico escritor y autor de cómic Neil Gaiman creó su “Sueño de mil gatos” pudo prever que esta minúscula pieza de arte secuencial iba a convertirse en una obra de culto, que, con el tiempo, se llevaría al glamuroso mundo de las series (dentro de Sandman). Sin embargo, el mero contacto con ella nos resulta ya muy elocuente a la hora de dar cuenta de las razones de su éxito.
En el misterioso sueño de los gatos, Gaiman encuentra la excusa perfecta para sacar a la luz la grieta que separa el mundo felino del humano, una grieta aparentemente invisible desde la placidez de la vida en el hogar, pero a la que – de inmediato – el autor hace evidente al revelar el destino de los cachorritos de una de las gatas protagonistas.
Un Sueño de Mil Gatos se construye como una revelación, como una puerta oscura, que conduce a un pasado (y lo peor, a un presente) turbio en las relaciones entre humanos y gatos, donde éstos – en muchísimos contextos – siguen sufriendo el dominio y el abuso con los que pagamos su belleza.