Génesis de una obra
En su texto “Recuerdos”, epílogo del volumen imprescindible “Mascotas. Un paseo en compañía”, Jiro Taniguchi explica el carácter autobiográfico de su primer relato Tener un perro. El mismo es una estupenda guía para entender la necesidad creativa del autor, además del proceso de la creación. También ofrece alguna clave sobre el éxito de las historias gráficas sobre gatos y perros. Un fragmento realmente interesante.
(…) Hace dos años, murió nuestro perro, que tenía 15 años. Cuando estaba junto a él mientras envejecía e iba a morir, ocurrió un pequeño cambio en mi entusiasmo creativo. Me entraron ganas de dibujar sin falta la vida y la muerte de este perro. Pero, francamente, este tipo de obra, nada espectacular, que saca sus temas de la vida cotidiana, ¿sería aceptable para las revistas de manga comercial?
Un día de aquellos, me llamó un editor al que conocía y que se había trasladado de una revista para chicos a Big comic, y me propuso que escribiera un tomo único.
El 29 de noviembre de 1990 fue inolvidable, un día frío y lluvioso, casi un mes después de la muerte de mi perro. Nos vimos en una cafetería de Jimbôchô. Tomando un café caliente de grano tostado, le conté la historia de este perro. Entonces, él aceptó fácilmente, diciendo: «Sí, suena bien. Vamos a realizarlo. Creo que va a ser una buena historia». Y, además, dijo que debería existir este tipo de manga que va a contracorriente. Esas palabras me animaron.
Así nació Tener un perro, y se cumplió mi pequeño deseo. Al principio, pensaba en una historia larga que tratase de la vida de un perro desde que es cachorro hasta su muerte, pero es imposible para un tomo único. Por eso decidí enfocarlo en el último año de su vida. Eso hizo condensar la historia, mejoró el ritmo y mantuvo la tensión narrativa. Y esto produjo un buen resultado. Aun así, me arrepiento de no haber dibujado más viñetas que dieran sensación de holgura. Entendí la dificultad de escribir una obra basada en los recuerdos de una experiencia personal. Cuando empecé a trabajar en esta historia, apenas habían pasado unos meses desde la muerte del perro. A veces, mientras dibujaba, me parecía oír el jadeo del animal y me resultaba doloroso. Justo antes de su muerte, viéndole, solo me preocupaba si estaba sufriendo o no. Mi mujer y yo pensábamos mucho si deberíamos practicarle la eutanasia. Cuando nos dijo el veterinario que no sufriría porque estaba en un estado parecido al sueño, decidimos que haríamos todo lo posible mientras el perro se esforzase por vivir. Después de que Tener un perro salió en la revista, hubo una reacción inesperada, y me quedé perplejo. Además, consiguió el premio especial del jurado del certamen de Shogakukan, y se publicó en un volumen separado, Sucesos con los que no podía ni soñar. Tener un perro es una de mis obras más representativas, que amplió mi capacidad de expresarme con el manga, y llegó a ser un seguro asidero para cultivar mis nuevos géneros. Es una nueva alegría. (…)
Jiro Taniguchi