El sentido profundo del personaje de Idefix
Simpático, elegante, autoconsciente, divertido y de ideas fijas, como pocos, así es el perro que acompaña en buena parte de sus aventuras a Astérix y Obélix. Aunque sus rasgos no sean los de un Westie, con esas características y con ese pelaje blanco, Idefix bien podría haber sido uno de ellos, como sugiere la inefable versión cinematográfica. Su tamaño diminuto y su aspecto de peluche ocultan una fuerte personalidad y un talante fiero, del que pudieron dar fe muchos legionarios romanos.
Ahora bien, el verdadero sentido de Idefix es el de mediador intelectual entre la cerebral astucia de Astérix y las pocas luces de su compañero. Idefix opera el milagro de la transmisión sentimental entre los protagonistas y su amor hacia Obélix sirve a menudo para sancionar algunas de las efusiones del corazón de éste, opuestas al cálculo racional de Astérix, que no siempre funciona.
Frente a la inteligencia material de Astérix, Idefix ofrece una inteligencia emocional; frente a la fuerza bruta de Obélix, Idéfix brinda refinamiento, delicadeza y modulación de los sentimientos. Su equilibrio hiper-humano, hace que cualquiera de sus intervenciones tenga una notable relevancia. En definitiva, todos sus atributos apuntan hacia el mismo sitio: Idefix es un perro.