El duro trabajo de los sueños
Cuando de niña soñaba con ayudar a los animales más desgraciados, nadie debió de advertirle que los sueños no se limitan a cumplirse y ya está, sino que han de lucharse, conquistarse y trabajarse, todos y cada uno de los días de la vida.
No. Nadie debió de advertirle y, sin embargo, Cristina es una mujer serena, laboriosa, férreamente abrazada a sus convicciones y, sobre todo, muy paciente, a la que el tiempo ha regalado los dos bienes más preciados del ser humano: la bondad y la sensibilidad. Por eso, su único sueño ahora es el de seguir soñando.