La difícil tarea de redimir al ser humano
The Banshees of Inisherin, escrita y dirigida por Martin McDonagh (2022, Almas en Pena de Inisherin, en su versión española), es una de las películas más lúcidas que puedan verse sobre la mezcla de sinrazón, estupidez, terquedad, carencia de empatía, narcisismo y falta de reflexión que lleva a una guerra civil. En el contexto de la Guerra Civil irlandesa (1922-1923), que sucedió a la Guerra de Independencia de Irlanda, los habitantes de una isla del oeste del país viven ajenos al conflicto, incapaces de identificar cuáles eran los motivos de aquella lucha. Al mismo tiempo, en su pequeña comunidad, se produce un conflicto inexplicable entre dos amigos íntimos: Pádraic Súilleabháin y Colm Doherty. Lo absurdo de este conflicto no impedirá que la situación se vaya enrareciendo cada vez más hasta que se convierta en una escalada de tensión irrespirable. En ese contexto, los dos protagonistas se ven acompañados por sus atónitos animales que, al mismo tiempo, sufren indeciblemente las consecuencias de la bronca entre sus amos: desde el pequeño burrito entrañable de Pádraic, que acabará acogiendo dentro de su casa a sus vacas y a su caballo, como única compañía practicable, hasta el border collie de Colm, único ser capaz de despertar un poco de “humanidad” entre los contendientes. En medio de la profunda desesperanza del mensaje de esta obra, los animales representan quizás el único reducto de paz, capaz de redimir un tanto a los seres humanos, en un mundo de locos.