Conectando con la perra que hay en ti
De la misma forma que, puntualmente, percibimos nuestra propia vida como una película cuyo guión se nos escapa de las manos; encontramos en ocasiones en la gran pantalla, obras repletas de matices con las que nos sentimos profundamente identificados. Cuando esto último ocurre, podemos decir que estamos ante una gran película.

Dice el escritor Javier Cercas que «la realidad siempre es el carburante de la ficción» y que si esta no parte de aquella, no existe. Lo es por lo menos en “Canina” (traducción española del original Nightbitch, 2024), una cinta que pone en primer plano cuestiones que afectan al mundo actual y que son consecuencias de la imparable y camaleónica evolución del capitalismo.
Impelida por la imposibilidad económica de costearse una guardería, Amy Adams encarna el papel de una mujer que aparca su prometedora carrera como artista plástica para dedicarse de lleno a la crianza de su hijo. Un marido ausente cuyo trabajo impide la conciliación, el cuestionamiento de la maternidad entendida como despersonalización, y el vacío de una protagonista envuelta en una disonancia que contrapone la idea patriarcal de “mala madre” frente a la disconformidad vital que implica su nuevo rol, son los ingredientes de la trama. Pero hay más. Hay ruptura con los paradigmas sociales establecidos, llamada a destruir estereotipos y necesidad biológica y psicológica de conectar con uno mismo. Y es ahí, ante el acorralamiento de una vida cuyo guión se le ha escapado de las manos, cuando la protagonista accede a lo más primario: el instinto. Como el Gregorio Samsa kafkiano, esta madre, incapaz ya de comunicarse con el mundo, se metamorfoseará en perra, explorando la realidad desde dimensiones olvidadas. Esas que son comunes a todos y que solemos olvidar: las que apelan a nuestra animalidad. Oler, degustar, jugar y hasta correr serán las semillas desde las que esa mujer se recupere a sí misma.

Es “Canina” una película que remueve y conmueve. Un ejercicio de ficción cuyo carburante es la realidad inmediata de la sociedad occidental. Una invitación a la búsqueda de identidad y el goce de la libertad a partir del “perro” que llevamos dentro.
