La eclosión de un nuevo humanismo
La entrevista a Rafael Doctor, recientemente publicada por Cat&Dog Tank, nos sitúa, como lectores y como ciudadanos ante un grande y grave dilema ético, con numerosas adherencias de orden medioambiental. Nuestra forma de producir, nuestros hábitos alimenticios, nuestros hábitos en el vestir… y así hasta el infinito, pasando por la ciencia y sus ensayos clínicos, por la medicina, etc., etc., etc… buena parte de las actividades humanas se fundan sobre el sufrimiento de los animales. Desde el Neolítico, la historia del ser humano puede leerse como un proceso sostenido de reclusión, maltrato y exterminio de los animales, que alcanzará la sublimación en todos los ámbitos, desde la ingeniería ganadera, hasta las formas de ocio, la gastronomía o la moda. Nuestra sociedad entera – una sociedad que, por cierto, muestra fehacientes signos de descomposición – se asienta sobre ese dominio atroz sobre el resto de las especies, cuyo horizonte señala turbios caminos hacia la aniquilación de los seres humanos por otros seres humanos… y no hace falta recordar aquí la Shoah ni algunos de los más recientes genocidios masivos.
Por eso, si nuestro mundo actual, que se ofrece como un intento fallido de extender los ideales culturales y éticos del Humanismo, ha derivado en un proceso sin retorno de deshumanización, hemos de admitir, tal vez, que nuestro comportamiento secular con los animales haya marcado un itinerario siniestro y sin salida.
Refundar el Humanismo quizás tenga que ver, desde el día de hoy, con darle una vuelta de tuerca a ese concepto y reformularlo, como ya han hecho diversos autores y autoras, como Humanimalismo, un Humanismo que incorpore como un elemento esencial de su programa (también pensando en la propia sostenibilidad del ser humano sobre la tierra) la defensa de los derechos integrales de los animales.