Cantautor con gato
Es ya un lugar común que los atributos “clásicos” del gran cantautor francés Georges Brassens son su guitarra, su bigote, su pipa y sus gatos. Algo debió de ver en nuestros amigos felinos que le llevó a identificarse tanto con ellos; seguramente, su libertad, su independencia, su belleza… c’est à dire todos los elementos que constituyen la base de sus canciones.
Cuentan que, durante los duros días de guerra de 1944, Brassens se refugió en París con Jeanne y Marcel Planche y fue allí donde, al mismo tiempo que empezó a escribir parte de su repertorio, convivió con tal cantidad de gatos que tenía que hacer recuento de ellos cada noche. A partir de ese momento, siempre contó con la compañía gatuna, aunque – bien es verdad – se negó a darle ningún nombre a ninguno… algo normal, según él, puesto que “no habían sido presentados.”
Algunas de sus canciones más emblemáticas incorporarán también la temática gatuna: Brave Margot, Putain de toi, Le Testament o Don Juan. Aquí traemos la historia de la valiente Margot, que traía de cabeza a sus admiradores… por culpa de su gatito… Aunque el final del minino en la canción sea algo horrendo, la dulzura de la misma la hace inolvidable.