Dos perros para un mito
Seguramente The Old Man no sea una serie perfecta, pero nadie negará que guarda unos curiosos e intrincados parentescos con las temáticas de espías y superhéroes, con los road movies y con el western. Como este último género, además, construye un personaje central Dan Chase (interpretado – salvo en las escenas de juventud – por Jeff Bridges) que tiene la hechura de héroe mitológico. El hoy viejo agente de la CIA, díscolo y brutal, pero también sensible y seductor, sigue huyendo de su pasado en la Guerra de Afganistán… un pasado que, en la serie, se le hace presente. Por si fuera poco, este indestructible anciano ve reforzada su iconografía con la compañía de dos imponentes rottweilers, cuyas apariciones – sin duda – están entre lo más brillante del conjunto, al que imprimen un potente perfil épico.
Resulta interesante, no obstante, reflexionar sobre el tratamiento de esta pareja canina, por cuanto, su pretendida fiereza – a menudo, se ven obligados a “actuar” para defender a su amo – no mengua su inocencia. Son muchas las veces en las que ambos – preciosos entre los perros preciosos – se sientan frente a la cámara con una expresión tan cálida que ejerce un maravilloso contrapunto a su supuesta peligrosidad. Queda claro, en esa construcción, que la violencia y la brutalidad que puedan exhibir es la de su dueño. A ellos, lo que verdaderamente les gusta es subirse de un brinco a la cama y quedarse allí repantingados y dormidos con su dueño o estar tirados en el sofá mientras los acarician.
Sinceramente, sólo por ver a esta pareja de maravillosos chuchos ya vale la pena acercarse a The Old Man.