Hugo von Hofmannsthal contra el sufrimiento animal

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Literatura frente al maltrato animal

(El contenido de este texto puede herir la sensibilidad de los lectores)

Si hay algo que sorprende de la lectura de los relatos del escritor austríaco Hugo von Hofmannsthal (1874-1929) es su constante denuncia del maltrato animal. Algunas de las escenas descritas por él, llaman al lector a la reacción contra la violenta maldad del ser humano. El episodio de la perrita, que aparece en su novela incompleta “Andreas” es uno de los más espeluznantes.

“Se vio con doce años, vio la perrita que había corrido hacia él y que le seguía a cada paso. Era incomprensible la sumisión con la que le miraba a él – que era el primero que pasaba por allí – como si fuera su señor; la alegría, la felicidad con la que se movía con que tan solo él la mirara.

Cuando pensaba que su señor estaba enfadado se lanzaba al suelo sobre su espalda, recogía hacia sí las patitas, aterrada, se abandonaba a merced de él, lanzándole desde abajo una mirada indescriptible. Un día, Andreas la vio ante un gran perro en la misma posición que él había creído que solo adoptaba ante él para calmar su ira y encomendarse a su gracia.

Entonces, le invadió la rabia. Llamó a la perrita para que viniera. A los diez pasos, ya se dio cuenta ella de su gesto airado y empezó a caminar hacia él arrastrándose, con la mirada temblorosa fija en el rostro de Andreas. Se puso a injuriarla, tratándola de criatura baja y comprable; conforme la injuriaba, la perrita se acercaba más y más. Le parecía que entonces había levantado su pie y le había dado un taconazo en el espinazo desde arriba. La perrita soltó un pequeño quejido de dolor, doblándose, pero avanzando hacia él. Él se volvió de repente y se marchó; la perrita siguió arrastrándose hacia él, tenía rota la columna y, sin embargo, se arrastraba hacia su señor como una serpiente, doblándose a cada paso. Finalmente, él se paró.

La perrita clavó una mirada sobre él y murió moviendo la cola. Él no estaba seguro de si era él o no quien lo había hecho; pero aquello salía de él. Así es como lo roza el infinito. El recuerdo era un martirio; sin embargo, le entraba nostalgia al pensar en el Andreas de doce años que había perpetrado aquello. Todo lo que no fuera “aquí” le parecía bien; todo valía la pena vivirse menos el momento actual”. (Hugo von Hofmannsthal, Relatos, Akal, Madrid, 2019, p. 407).