Distopía con acentos felinos
Dinner for few (2014. Comida para unos pocos) es un corto de animación alucinante, inquietante, terrible, en el que un grupo de cerdos, ataviados como potentados, jueces, popes, banqueros, políticos… etc., se hallan reunidos en un hotel en torno a una mesa, sin parar de comer aquello que les sirve un maquinal operario, en tirantes, que genera la comida que ofrece mediante un artefacto, que transforma en alimento todo lo que hay en la sala, incluidos ladrillos, muebles, paredes. Los cerdos comen y comen, mientras una inquietante música genera una atmósfera de una indecible ansiedad, redoblada por los maullidos de un montón de gatos que viven de las sobras que les deja el salvaje banquete. En un momento determinado, uno de los gatos descubre que, por debajo de la mesa, los cerdos están encadenados y no pueden abandonar sus sillas, cosa que ninguno intenta siquiera. De pronto, los gatos, cuyo papel se sitúa en el centro de la trama narrativa, deciden subir a la mesa y unirse, convirtiéndose en una terrible amenaza para los cerdos. No haremos demasiado espóiler. La cosa acaba como acaba, pero pronto sabremos que las cosas volverán a empezar, con ese mundo -hotel– en el que, de un modo u otro, todos estamos – un poco más menoscabado.
Esta demoledora pieza archipremiada de Nassos Vakalis encierra una metáfora que nos provoca y que, sin duda, suscita debate. ¿Se trata de una parábola social, ecológica, política…? ¿Tal vez se trata de todo ello al mismo tiempo? Juzguen ustedes mismos.