La perrita de The Old Oak de Ken Loach
En El Viejo Roble (The Old Oak), la última película de Ken Loach, si logran sortear la terrible barrera de un doblaje atroz, verán uno de los frescos más terribles, más coherentes y más esperanzadores de cuantos pueden mostrarse sobre este tiempo nuestro: cómo los estratos más humildes de nuestra sociedad cargan contra sus iguales (refugiados, inmigrantes…), en lugar de hacerlo contra los responsables de su postración económica, cómo la cohesión social, ahora igual que antes, hace que la gente pueda recuperar la esperanza en un futuro colectivo, cómo al odio sectario ha de responderse con proyectos conjuntos y solidarios.
El protagonista del largometraje, T.J. Ballantyne, es el catalizador de la acción, junto a Yara, refugiada siria, amante de la fotografía, a cuya familia, T.J. ayuda desinteresadamente. Por debajo de la personalidad de T.J. late una experiencia familiar traumática, que le llevará en un momento de su vida a plantearse el suicidio, del que sólo se salva gracias a la protagonista canina, Marra, la perrita que aparece a su lado en el momento más crítico, acompañando y dando sentido a su futuro. “Marra” es la palabra que los mineros usaban en su jerga para hablar de una amistad, que iba mucho más allá del concepto convencional… un concepto que, evidentemente, únicamente podía ser encarnado por un perro. Imprescindible.