Retazos de una vida llena de animales

«(…) Si en el mundo no hubiera animales, padeceríamos las condiciones propias de un desamparado sin pasado, de una humanidad sin historia, estaríamos más solos y perdidos en el universo de lo que ya estamos. Se dice que lo que nos distingue de los animales es el don de la palabra, y en una época en que la comunicación se impone (poco importa si esta se reduce a monosílabos), su silencio nos perturba. Si en la mirada soñadora de un gato se reflejan las profundidades insondables del espíritu, en aquella más vivaz de un perro advertimos nuestras imperiosas necesidades terrenales. ¿Son ellos los verdaderos depositarios de la sabiduría? De hecho, nos hacen tomar conciencia del tiempo que desperdiciamos encerrados en cajas repletas de fútiles maravillas y de cuán pobres son nuestras experiencias. Acostumbrados como estamos a dar por buenos los objetivos y las prioridades de los demás, acabamos por alejarnos del verdadero significado de la existencia (…). Desde hace decenas de miles de años, algunos animales se han incorporado a la expedición terrenal avanzando, paso a paso, junto al hombre. Y cuando este pierde el sentido de lo que busca, son ellos los que le recuerdan que el fin primigenio de la vida es la búsqueda de la felicidad».
Con estas palabras, Paolo Maurensig (1943-2021) introduce Mis amores y otros animales, una colección de anécdotas autobiográficas entreveradas con reflexiones personales en torno al mundo animal. Un perro abandonado que vuelve a casa para reprender a su amo, una gata que intenta escaparse con la ayuda de la policía y muchos otros felinos y cánidos, le sirven de pretexto para hablar de maltrato, de explotación, de las maravillosas menudencias de la convivencia y, claro, del afecto, compañerismo y valores, que los peludos nos confían en nuestro día a día. Pero hay más: hay caballos, vacas y ratones. Música y ajedrez. Historias antiguas con moraleja, reinterpretadas bajo la óptica actual. Escenas curiosas y hechos moralmente reprobables, protagonizados por humanos, perros y gatos. Los mismos que acompañaron al autor a lo largo de su vida y hasta el final de sus días: sus verdaderos amores.
