Una mañana, mientras Pitágoras revelaba algunos secretos a sus seguidores, apareció, en la ventana de su Escuela de Crotona, una gata persa. Inmóvil y serena, permaneció escuchándole sin lamerse siquiera una pata.…
Leer »Cada tarde, tras abandonar mi despacho en la Universidad y volver a casa, los perros me recibían dando saltos y cabriolas, y moviendo la cola compulsivamente. Es decir: haciéndome una fiesta. Aunque…
Leer »Conocí al Maestro en el mercado del puerto. Intentaba charlar con los pescaderos acerca de política, dioses y patria; pero estos, más afanados en vender sus capturas que en hablar sobre los…
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