Perros en el corazón de poetas
Es una tarde cenicienta y mustia y el alma de Machado, angustiada y poblada de hipocondría, de soledad y de nostalgia, le hace ir a su dueño “Como perro olvidado que no tiene / huella ni olfato y yerra / por los caminos, sin camino.” Mientras, Pasolini, que se ve a sí mismo como una fuerza del pasado, da “vueltas por la Tuscolana como un loco, por la Apia como un perro sin amo”, mientras trata de indagar en el pasado, en busca de hermanos que habitaron su tierra en otro tiempo y ya no están. Josif Brodsky, por su lado, más que como un exiliado, se ve “como un perro en una cápsula espacial”, alejado de todo aquello que solía ser en su casa y sin saber si los que controlan su cápsula podrán llevarle de nuevo a la tierra. Por fin, Antonio Gamoneda contempla cómo
Un perro milagroso
come en mi corazón.
Ceremonia salvaje:
mi dolor se incorpora
al perro enamorado.
Los poetas sienten, de un modo natural, a través de los perros. Los entendemos tanto…
Yo tb duermo con mis gatos.
Nos tememos que no eres la única 😜