Un mediador evanescente en forma de perro

Come Prima

Pocas veces un perro ha tenido una función tan misteriosa en un relato gráfico

Come Prima es una novela gráfica del autor francés Lionel Papagalli (Alfred), que obtuvo la Fauve d’Or (premio a la mejor obra del año) en el Festival de Angoulême de 2014. En ella, a finales de los años 50, Giovanni acude a una localidad francesa en busca de su hermano Fabio al que quiere forzar a volver a Italia. Fabio, que entonces se dedicaba al boxeo y se encontraba al borde del colapso, decidirá de mala gana acompañar a su hermano de vuelta y ambos comenzarán un viaje, en un Fiat 500, marcado por los reproches y por los recuerdos oscuros del pasado.

En un momento crítico, cuando la relación entre ambos parece estallar, en un alto en el camino, Fabio descubre a un perro atado a un árbol que ha sido abandonado por sus dueños. Desde ese momento, el perro les acompañará en el calamitoso viaje, lleno de discusiones y de ataques personales, que hacen que – pese a todo – en Fabio se vaya operando una transición, que parece abocarlo a convertirse en una persona distinta. En el momento en el que se produce en su interior el más espantoso de los combates, ante la posibilidad de enfrentarse a su vuelta a los fantasmas del pasado, el perro que les ha estado acompañando a lo largo de todo el viaje se transforma en pesadilla, de tal manera que, cuando su desgarro interior acabe y su mente vuelva a una cierta paz, resultará que el perro ha desaparecido. Ese perro dibujado por Alfred en Come Prima, representa la conciencia fiel, que lucha dentro del individuo por aclararse, por sanarse, por recuperarse, de tal modo que, cuando el proceso termina es porque el mediador evanescente ya ha hecho su función. Pocas veces como en esta novela gráfica, se percibe la inefable maravilla de nuestra relación con los perros.

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