Vladimir Putin. La noche del cazador

Putin. La noche del cazador
Putin. La noche del cazador

 

Una reflexión animalista sobre el carácter del dictador Putin

Cuentan que cuando el gran poeta ruso Alexander Puskin leyó Almas Muertas, de su amigo Nikolai Gogol – fresco a la vez dramático y descacharrante de la podredumbre de la nobleza y la burocracia de la Rusia zarista – afirmó desde lo más hondo de su corazón:  ¡Pobre Rusia! En esa exclamación, se recoge una buena parte del sentir de todas aquellas personas que amamos esa inmensa cultura, torturada sin solución de continuidad por regímenes autocráticos y dictatoriales: de los zares a los soviets y, por fin, a un gobierno sólo en apariencia democrático, que manipula elecciones, reprime y asesina a la disidencia y golpea con su terrorismo de Estado a naciones menores que molestan a su beocio narcisismo. ¡Pobre Rusia!

Los episodios que estamos viviendo desde el comienzo de la invasión de Ucrania, encuentran una primera explicación en el libro El Fin del Homo Sovieticus de la Premio Nobel Svetlana Alexievich, acercamiento único a la pregunta de “¿Dónde se ocultaba – en la antigua URSS – tanta crueldad, tanta violencia?” Más allá de los testimonios de esa obra de la genial escritora bielorrusa, quizás habría otras respuestas, más cercanas al ámbito de nuestra publicación.

Es célebre la imagen de Vladimir Putin, desnudo de cintura para arriba, empuñando su rifle de cazador, convertido a sí mismo en un icono de la persecución y la muerte de los animales y, por ende, en apoteosis de su condición de macho heterosexual. Esa imagen es ante todo el reflejo de una forma de estar en el mundo: la del depredador. Pero no la de aquel que depreda por necesidad, sino la de aquel que lo hace por placer; por el puro placer de matar.

Hay una línea de pensamiento que va desde Buda hasta Gandhi, desde Tolstoi o Hofmannsthal hasta Michael Haneke o Chantal Maillard, llegando, por supuesto, hasta creadores y activistas que han participado en nuestras páginas como Paco Catalán, Cristina Cuesta, Estela de Castro, Javier Luna o Luz Gabaldón… (también a nuestro próximo invitado, Chema Lera), que considera que la violencia ejercida gratuitamente contra los animales es la antesala de la violencia ejercida contra las personas. En una violencia, se encierra el germen y la explicación de la otra.

Por debajo del horror de la invasión rusa de Ucrania, se vislumbra la figura del cazador que sigue a su pieza, amparado en la desproporción de su arma, y movido por una ebria necesidad de sangre, que anuncia el genocidio.

¡Pobre Rusia! Cada día que pasa, su dictador la sume un poco más en la vergüenza y el oprobio. Y, mientras, como el falso reverendo Harry Powell (Robert Mitchum) de La Noche del Cazador, él continúa su búsqueda sanguinaria de unos niños asustados…

Leaning, leaning…