Las diferentes formas de ese activismo enriquecen la respuesta al problema del maltrato animal y suman cada vez más voluntades.
La conciencia del sufrimiento inmenso de los animales parece haber eclosionado, por fin, en nuestro país, en estos primeros años del siglo XXI. El compromiso creciente con el cuidado del medio ambiente ha hecho inexorable el volver la mirada hacia los que, muy acertadamente, Paco Catalán denomina como nuestros hermanos menores. Una sociedad que maltrata a los otros seres vivos es una sociedad enferma, mentalmente enferma; y La única terapia para esa pandemia maltratadora es el activismo. Ahora bien, son muchas las formas que puede adoptar este activismo y ninguna tiene por qué ser deudora de las demás, en tanto en cuanto todas persiguen fines comunes. Desde Cat&Dog Tank, nos planteamos un activismo emocional e intelectual, consciente de que cambiar la sociedad implica tres pasos fundamentales: 1) cambiar nuestras ideas, y a través de ellas 2) cambiar nuestras conductas, para, por fin, 3) cambiar nuestro modo de vida. Nuestro proyecto se ubica, por tanto, en ese primer ámbito de las ideas, la inspiración y las emociones, que ayuden cada vez más, y cada vez a más gente, a actuar distinto. En ese sentido, es importante también tener en cuenta que todo activismo necesita medios para poder desarrollar su tarea y, por ello, está en la obligación de hacerse sostenible. Ese ha de ser el próximo reto, a la vez, causa y consecuencia del avance de estas ideas..