Los descendientes de Mistogui siguieron en Belén, como puede verse en esta pintura románica que recoge una tradición esotérica.
En el portal. Apócrifos de Cat&Dog Tank
Nadie lo contó, no, pero en el portal de Belén había también un gato. Tampoco contó nadie que precisamente lo primero que hizo José, al entrar en el pesebre en el que se vieron obligados a alojarse y ver aquello lleno de ratas, fue salir en busca de un gato que las mantuviera a raya. Después de mucho rato buscando, como no fue capaz de encontrar ninguno por las calles ni por los patios abiertos, volvió contrito adonde se encontraba su familia. Al llegar, no obstante, se quedó sorprendido al ver a María acariciando a un enorme gato peludo, negro como el azabache. De dónde había salido era un misterio, por lo que le llamaron Mistogui. Pero… ¿Por qué desapareció nuestro gato del relato? ¿Por qué borraron de la historia la presencia del animal que consiguió que el niño no fuera atacado por los roedores en cualquier descuido? Eso lo sabremos, próximamente.
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